EL PROCESO DE LA ORACIÓN
Por Denis Aguilar Urbina
TEXTOS
Y todo lo que pidiereis
al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo”. (Juan 14:13)
“No sabemos qué
pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden
expresarse en palabras.” (Ro. 8.26).
Aparentemente, plantear
una teología de la oración puede resultar poco menos que un disparate. Porque
la teología y la oración parecen pertenecer a mundos totalmente opuestos. La
teología, que es un término griego compuesto:
|
Theos = Dios |
Teología: |
|
|
Logos = Palabra o discurso |
Surge a partir de la influencia
del pensamiento griego en el cristianismo. No es una palabra bíblica sino el
intento por reflexionar sobre Dios, tomando como base la Biblia. Pero, a su
vez, usando la razón como instrumento. A más de veinte siglos de cristianismo
ya no es posible desconocer la influencia de la teología en la fe cristiana,
por eso planteamos el tema.
Hacer una teología de la oración
implica reflexionar, con los datos de la Biblia. Sobre quienes intervienen en
ella. Las diversas formas que adquiere la oración. Y su importancia en la vida
cristiana.
EN PRIMER LUGAR: LA ORACIÓN ESTÁ DIRIGIDA A DIOS
1. En el Antiguo Testamento las oraciones
se dirigen siempre a Él, pero bajo distintos nombres
En los salmos, es habitual la invocación a Jehová (Yavé o el SEÑOR,
como traduce la Nueva Versión Internacional de la cual citamos en este
artículo).
Los
siguientes textos son ejemplos al respecto. “A ti, SEÑOR, elevo mi clamor Desde las profundidades del abismo, Escucha Señor, mi voz, Estén atentos tus oídos a mi voz suplicante.” (Salmo
130.1, 2). “En ti, SEÑOR, me he refugiado; jamás me dejes en vergüenza.” (Salmo
71). Otras veces, los salmistas invocan de modo más
genérico directamente a “Dios”. “Oh Dios, otorga tu justicia al rey, Tu rectitud al príncipe heredero.” (Salmo
72.1).
2. En el nuevo testamento, Jesús nos
enseña a invocar a dios como padre
En su
meduloso estudio sobre la expresión aramea Abba (“Padre mío” o “papá”). El
Padrenuestro, sería entonces, el modelo por el cual Jesús nos enseña a invocar
a Dios.
Pablo
conecta la oración con la obra del Espíritu Santo cuando dice que es el
Espíritu quien nos impulsa a decir: “Abba Padre” (Ro. 8.15; Gál. 4.6). El
apóstol agrega algo maravilloso en cuanto a la acción del Espíritu en nuestras
oraciones: “No sabemos
qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no
pueden expresarse en palabras.” (Ro. 8.26).
Aunque
podemos orar a cualquier persona de la Trinidad, en general el Nuevo Testamento
nos dice que oramos al Padre, en el nombre de Jesús e impulsados por el
Espíritu Santo. Esto es lo que llamamos la teología de la oración
EN SEGUNDO LUGAR: LA ORACIÓN TIENE QUE VER CON LAS FORMAS QUE ADQUIERE EN LA BIBLIA
Hay
oraciones de clamor, de alabanza, de intercesión, de adoración, de dolor, para
fortaleza, de revelación, poder espiritual etc. El libro de los Salmos está lleno
de diversos tipos de oración. Alguien dijo que los Salmos se escribieron de
rodillas. Pablo nos enseña que la oración de petición que quizás sea la que más
abunda en nuestra vida cristiana siempre debe ser realizada “con acción de
gracias” (Fil. 4.6).
EN TERCER LUGAR: CABE REFLEXIONAR SOBRE LOS RESULTADOS DE LA ORACIÓN
Esos
resultados son, entre otros: crecimiento
en la fe y en la gracia de Dios, perseverancia, poder espiritual, salvación,
sanidad y paz. Pablo dice: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con
oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de
Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus
pensamientos en Cristo Jesús.” (Fil.
4.6, 7).
A través
del tiempo en la vida del cristianismo por influencia del lenguaje griego se
dio lugar a la teología de la oración. En el mundo bíblico vemos que la oración
ha tenido un proceso. En el Antiguo Testamento la oración se hacía a Jehová con
diferentes nombres, en el nuevo Testamento Jesús implanta el modelo de la oración
al Padre y orienta que todo lo que pidiereis al Padre en su nombre, lo haría,
para que el Padre sea glorificado en el Hijo”. Pablo nos instruye que el Espíritu
Santo es la esencia para orar…” Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse en palabras” (Ro.
8.26). En resumen, a esto se le llama: “Teología de la Oración”
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